Hilda Catz y colaboradores
Seminario: Principales conceptualizaciones de W. R.Bion – Tomo 2
Prólogo: Jaime Lutemberg
Colaboradores: Ricardo Rey, Beatriz Mónaco
Participantes:
Javier Alejandro Antoniuk, Ivone Aste, Karina Elizabeth Bretz
Karin Fridman, Karin Gabriel, María Paula Martín, Petronila (Nila) Parente
Valeria Saks, Silvia Saraceno Fasce
Ricardo Vergara Ediciones Abril 2023, 260 PAG – ISBN: 978987-8984-223

Presentación
W. Bion formula la interesante hipótesis que los pensamientos están antes que el pensador, como sucede en este segundo libro que recopila el trabajo de los Seminarios Teóricos – Clínicos 2022, donde se puede observar nuevamente que del inter-juego que se da entre todos los participantes depende que el futuro sea una mera repetición que reedita la historia, o una edición en la que se combina la “creatividad” y la “cura”, sin preconcepciones que saturen las posibilidades creativas de sus valiosos conceptos.
En cada una de sus Actas podemos observar la interacción permanente con la memoria histórica y el entorno social, político y cultural que provee nuevas herramientas para comprender y contener con modelos conjeturales los cambios abruptos en las ciencias. Conceptos que incentivan en este caso la posibilidad vinculante del trabajo grupal y su tolerancia a lo desconocido, y particularmente la disposición a conocer; a considerar la permanente transformación que se da en los intercambios analíticos en la sesión, apuntando de esta forma al carácter germinativo de la misma. Bion nos invita a ejercitar la intuición, a librarla de prejuicios y del sometimiento a las teorías aprendidas cuando esa interacción es fecunda y fecundante como lo podemos experimentar a lo largo de sus páginas en el medio de la tempestad, de la turbulencia del proceso analítico y de sus catastróficos cambios y/o catástrofes poniendo en juego la actualidad de su pensamiento.

Introducción
Hilda Catz

Este libro que podríamos llamar número 2 de los Seminarios teórico-clínicos, intenta transmitir una invitación a tolerar la incertidumbre para crear las posibilidades de pensar, porque se opone a una enseñanza estructurada, rígida, dogmática, meramente utilitaria. Sabemos que esta última no es no sólo estéril sino destructiva porque inocula desesperanza y hastío, por lo tanto desde esta perspectiva sería concebir la mente como un universo en expansión, y poder tolerar la espera y la duda y la falta de certezas.
Podemos establecer que el sentido de la puesta en marcha de cualquier Seminario es que sus asistentes entren de lleno y a fondo en una materia concreta. En efecto, “Seminario” nos habla de algo perteneciente o relativo a la semilla, al semen, apuntando de esta forma al carácter germinativo de un Seminario. Sabemos que el objetivo es el de llevar a cabo un estudio profundo de determinadas cuestiones o asuntos, pero se ve favorecido cuando se produce una interactividad importante entre los especialistas y los participantes, o sea cuando esa interacción es fecunda y fecundante, haciendo honor a su significado.
Y es así como surgió nuevamente la idea de reunir lo trabajado en el Seminario acerca de “Las conceptualizaciones fundamentales de Bion” que tuvo lugar en el segundo cuatrimestre del 2022
en la Asociación Psicoanalítica Argentina. Pudimos observar que los analistas en formación que participaron realizaron nuevamente un trabajo de coparticipación entusiasta y comprometida: había siempre un inter-juego sostenido entre la teoría y la práctica que se convirtió en una herramienta de gran ayuda profesional, facilitado por el hecho de que todos los participantes pudiesen estar presentes en esa virtualidad.
Así, se constituyó un grupo de aprendizaje activo pues los participantes no recibieron la información ya elaborada como ocurre habitualmente, sino que la buscaron, indagaron por sus propios medios en un ambiente de recíproca colaboración, constituyéndose el Seminario en una forma de docencia y de investigación al mismo tiempo, muy fructífera para todos sus integrantes.
En estas circunstancias fue extremadamente útil partir de las conceptualizaciones de Bion, que concibe la mente como un universo en expansión y al psicoanálisis como una poderosa idea disruptiva difícil de alojar, porque permitió establecer desde los comienzos una disposición a encontrarse con lo inesperado.
La riqueza de los aportes de la clínica de cada uno de los miembros del Seminario se constituyó en un incentivo ante la incertidumbre y las vivencias de desamparo de este tramo incierto del siglo XXI. Esta situación al mismo tiempo nos impulsaba a intentar elaborar las abruptas e intempestivas mutaciones cualitativas del presente, como ese pasaje del diván al diván virtual, del consultorio al intercambio online, que a su vez nos llevaban a armar paredes virtuales elásticas y contenedoras de la angustia ante lo desconocido de las distintas formas de llevar a cabo un tratamiento.
Así, aquello que plantea Bion de la búsqueda de una disposición a instalarse sin memoria, sin deseo y sin una búsqueda exhaustiva del hecho y la razón en la tarea de observación clínica se constituyó, más que nunca, en una propuesta indispensable además de válida. También, ante la importancia de promover un particular desarrollo de la intuición y la creatividad, se posicionó la mente en un estado de descubrimiento constante. Ello fue particularmente útil en estas épocas en que se produjo lo que hemos dado en llamar Pandemia Mental, que paralelamente se fue desplegando con inusitada velocidad, y produjo consultas y demandas cuya urgencia se hacía ineludible y exigía otro tipo de respuestas a nuestra tarea.

Nunca fue tan importante la conceptualización que Bion sostuvo a lo largo de toda su obra: que cada psicoanalista debía tener la temeridad y la fortaleza de ser él mismo, de insistir en ese derecho y poder sostener su propia opinión acerca de la extraña experiencia del encuentro con el otro o los otros. El prójimo próximo, donde lo importante es poder eliminar nuestros deseos con su connotación de futuro; y nuestra memoria, con su connotación de recuerdo, que opaca la emergencia de lo inesperado, de lo espontáneo, ya que los hechos nos sumergieron en cambios vertiginosos en las formas de tratar, de atender, y de trabajar con los pacientes.
Aspiramos siempre a dejar lugar para una nueva idea, fuese propia, o bien una idea que llegaba desde el afuera, desde el paciente, desde el entorno y sus turbulencias, enfatizando la experiencia emocional, que es muy diferente del relato detallado de la experiencia, como puede observarse en la lectura de las Actas y en los artículos que se invocan.
Bion (1977) se refiere así a lo que denomina la “cosa fundamental y básica”, que no es solamente la descripción de lo que se presenta ante los ojos, o la transcripción de lo que registran los oídos, ni tampoco lo que podría transmitir una grabación, aunque sea televisiva. Considero que nos habla de “algo más”, como si a un músico le mostráramos una partitura y pudiese oír algo más detrás de las notas musicales sobre el pentagrama, porque puede, por ejemplo, escuchar la melodía, algo que un oído no entrenado no podría hacer. Lo mismo un pintor, que logra utilizar los pinceles y la tela para dar a infinidad de personas la idea de cómo es un campo de girasoles.
Hay algo más que va más allá del relato, donde el analista entrenado en la intuición, como el artista, capta ese “algo más” que tiene que ver con la experiencia emocional matricial, como dice Bion (1977). Considero que destaca la importancia de lo que no es visto, lo que está detrás de las palabras, ese otro tigre como dice Borges (1960), el que no está en el verso. Que pueda surgir una melodía de lo que aparentemente son notas dispersas y sin sentido.
En palabras del músico Aschero (1977), “Voy por la calle y leo música de las paredes…y así la ciudad hace música, la matemática tiene música, hasta podría planificar un jardín pensando en su música” (…) “Cualquiera puede ir por la calle cantando la canción del tren o imaginando la música del mercado, el coro del rascacielos o la sinfonía del parque”.
Y esa melodía, sus notas y sus silencios, se fueron escribiendo cada lunes con las Actas de cada Seminario, como un canon y sus contrapuntos, de muchas voces que se iban sumando en ese intento de transmitir las experiencias. Así, lo que al principio parecía una exigencia y hasta una antigüedad, el hecho de preparar las Actas y el esfuerzo que significaban, se fue constituyendo en una necesidad del grupo donde cada uno podía extractar lo que le resultaba más destacable, lo que Bion llama el “hecho seleccionado”. Se trata de un concepto, que Bion toma de Poincare (1909), que permite unir elementos dispersos y extraños entre sí, introduciendo orden en el desorden. “… una ‘evolución’, vale decir la conjunción, por medio de una súbita intuición que se precipita, de una masa de fenómenos incoherentes aparentemente sin relación a los que entonces se les otorga una coherencia y un significado que no se poseían previamente… Del material que el paciente produce, emerge, como la figura de un caleidoscopio, una configuración que parece pertenecer no sólo a la situación que se desarrolla, sino a una cantidad de otras que no se veían conectadas previamente, y que no había estado destinada a conectar” (1967, p. 127).

Nuevamente fue tal el impacto de la lectura de estas actas junto a los “hechos seleccionados”, que tuvimos la idea de compartirlas, pues no se trata únicamente de una propuesta, sino también de una entrega generosa y confiada del compromiso de cada uno con el grupo y el trabajo realizado, la esperanza del por-venir, del porvenir. Como dice Bion (1967), “…la sensación de inseguridad consecutiva a la comprobación de que un descubrimiento revela nuevas perspectivas de problemas sin resolver, “pensamientos en busca de un pensador” (p. 225, subrayado personal).
¿Se trataría de pensamientos sin pensador, contenidos sin continente, personajes en busca de un autor a la manera de Pirandello (1921)? Puede decirse que al decir de Pierloot, R.A. (1987), “La construcción que realiza el analista, del pasado, y del presente debe transformar al analizando en el historiador de su propia vida y en el creador de su propio mundo”.
Los resultados polifónicos de este camino polisémico emprendido son los que trataremos de transcribir en este segundo libro que es como una cosecha enriquecedora de experiencias germinadas que invitan a seguir un recorrido seminal de derroteros inesperados para acceder a nuevos territorios de oscuridad y de descubrimiento.
Uno de los objetivos de acercarlos a este autor tan prolífico y creativo y que además tiene tanta actualidad, es familiarizarlos con lo que nos invita a sostener: El coraje de pensar, de  no saturar el campo analítico y sostener creativamente la ignorancia, enceguecerse para ver más allá de la fuerza de las evidencias de una época caracterizada por la futilidad de los vínculos y la inmediatez de las respuestas.
A lo que se agrega la importancia de detectar el ataque al vínculo como una de las formas de atacar el poder vinculante del pensamiento y evitar la evolución de la Intuición, el Pensamiento y sus imprevisibles derroteros tanto del analista como del paciente. 
“Por un lado es necesario sostener esa visión binocular planteada por Bion, recogiendo evidencias y por otro lado implementando ese estado de sin memoria y sin deseo y sin una búsqueda exhaustiva del hecho y la razón que le abre la puerta a la intuición en evolución que convoca la capacidad negativa de mantenerse en el misterio, la duda y la falta de certeza y no desfallecer por ello”. (Catz, 2020)
Y los seminarios y el intercambio entre colegas son una oportunidad para ponerlo en práctica promoviendo la creatividad del grupo y de cada uno en particular donde todos estos conceptos serán revisados tanto desde lo teórico como desde la clínica que cada uno puede ir aportando. Y como el seminario es una interacción entre teoría y clínica, los invitamos a que tengamos presentes estas palabras de Bion:  “Es sumamente importante atreverse a pensar o sentir lo que sea, no importa cuán poco científico te parezca” (Seminarios en Paris, 1978), que nos guiarán a través de los seminarios promoviendo la espontaneidad y por lo tanto sosteniendo la creatividad al mejor estilo Winnicott.
Porque como les dije, Bion no quería acólitos sino seres pensantes y cuestionadores.